Ciudad de México – Con el propósito de asegurar el patrimonio biocultural de México y su disponibilidad para futuras generaciones, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha realizado su noveno envío de semillas de maíz y trigo a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard en Noruega, también conocida como la “Bóveda del Fin del Mundo”. Este depósito, ubicado en una montaña del Ártico y diseñado para resistir desastres naturales, es una especie de “Arca de Noé vegetal” que resguarda millones de semillas de diversas especies de todo el mundo para proteger la biodiversidad ante situaciones de crisis.
Importancia del envío de semillas mexicanas a Svalbard
México y el CIMMYT han consolidado su papel en la conservación mundial de semillas al lograr resguardar en Svalbard el 90% de su colección de maíz y el 92% de su colección de trigo. Este esfuerzo contribuye a la seguridad alimentaria global, ya que, en caso de desastres naturales, conflictos o los efectos del cambio climático, las semillas podrían ser recuperadas y redistribuidas en sus lugares de origen.
Cristian Zavala, experto en conservación de germoplasma del CIMMYT, destaca la importancia de este envío para la seguridad alimentaria. “Estas semillas representan un bien global; son parte de un esfuerzo colectivo para garantizar que la humanidad conserve la capacidad de alimentarse en un futuro incierto”, expresó Zavala en una entrevista con El Sol de México. Además, señaló que este envío es esencial para que México y otros países puedan acceder a financiamiento a largo plazo destinado a la conservación de su diversidad agrícola.
La Bóveda Global de Semillas de Svalbard: una “póliza de seguro” para el futuro
La Bóveda de Svalbard, construida en 2008 en una isla noruega, está diseñada para proteger semillas de todos los continentes en condiciones de frío extremo, a una temperatura constante de -18 grados Celsius. Con una capacidad para almacenar más de 1.3 millones de semillas de aproximadamente 5,500 especies diferentes, la bóveda opera con la colaboración de la Organización Internacional Crop Trust, el Centro Nórdico de Recursos Genéticos y el gobierno de Noruega, y solo se abre dos veces al año, en junio y octubre.
La importancia de la conservación de germoplasma en un contexto de cambio climático
La preservación de semillas en bancos de germoplasma como la Bóveda de Svalbard es fundamental para enfrentar los retos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, especialmente en países vulnerables a desastres naturales. Este tipo de almacenes funcionan como “pólizas de seguro” que permitirán a las naciones acceder a sus semillas y restaurar sus sistemas agrícolas en caso de que su diversidad se vea amenazada.
Además de resguardar semillas en Svalbard, México también cuenta con el Banco de Germoplasma del CIMMYT en Texcoco, el cual alberga una de las colecciones de maíz y trigo más grandes del mundo. Este centro es esencial para la investigación, la agricultura y la educación, y cumple un papel fundamental en la preservación de la diversidad genética de los cultivos.
Cristian Zavala también resaltó el esfuerzo conjunto necesario para llevar a cabo este envío, en el que participaron más de 50 personas. “La conservación de recursos genéticos es un esfuerzo de equipo que requiere la colaboración de múltiples actores, desde gobiernos hasta organizaciones internacionales”, afirmó.
La conservación agrícola como un esfuerzo global
El noveno envío de México a la Bóveda de Svalbard destaca el compromiso del país con la protección de la biodiversidad agrícola. En palabras de Zavala: “Cada envío es un recordatorio de la importancia de la colaboración internacional para proteger los recursos agrícolas de los que depende la humanidad”.
En un mundo cada vez más vulnerable a los efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, iniciativas como la Bóveda Global de Semillas de Svalbard representan una responsabilidad colectiva y una herramienta crucial para mantener la seguridad alimentaria global en tiempos de incertidumbre.