La máquina del tiempo se activó este viernes en los alrededores del Estadio GNP. A unas horas del concierto, la nostalgia de los años 90 se apoderó del ambiente, y el recuerdo de una de las bandas más icónicas de la década, Oasis, fue el protagonista.

Desde las 17 horas, el área se convirtió en un desfile de moda de otra era. Las playeras con el inconfundible logo de Oasis se vieron por doquier, algunas visiblemente desgastadas por el tiempo, otras recién salidas de la imprenta, pero todas portadas con el mismo orgullo. Gorras estilo Gilligan, una prenda emblemática de la época, y vinilos de la banda cambiaron de manos como si se trataran de tesoros, alimentando el fervor de los coleccionistas.
Los estacionamientos del estadio contaron una historia similar. Los autos que arribaban llevaban pegatinas de Oasis en la cajuela y en los vidrios traseros, una declaración silenciosa pero poderosa de lealtad a la banda de los hermanos Gallagher. La música de la banda resonaba en el aire, mezclándose con las conversaciones de los fans que se reunían, compartiendo recuerdos y la emoción de revivir un momento de su juventud.
El ambiente, que se sentía electrizante, dejó claro que la música de Oasis sigue tan viva como en sus años de gloria. Los asistentes, de distintas generaciones, demostraron que su legado perdura, y que, para muchos, la banda no es solo un recuerdo, sino una parte fundamental de su identidad. La noche promete ser un viaje al pasado, donde las canciones de Oasis serán la banda sonora de un reencuentro con la nostalgia.