-El exmandatario acusado de torturar a la periodista Lydia Cacho ha sido trasladado a su hogar en Puebla, generando preocupación por el riesgo de fuga-
Nacional.- El exgobernador de Puebla, Mario Marín, conocido por su implicación en el caso de tortura a la periodista Lydia Cacho, ha sido trasladado a su domicilio en Puebla, donde seguirá su proceso judicial bajo prisión domiciliaria. La decisión, otorgada por una jueza de Quintana Roo, ha levantado críticas y preocupaciones por parte de la víctima, organizaciones defensoras de derechos humanos y el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En un operativo realizado durante la madrugada, la Guardia Nacional escoltó a Marín desde el penal de máxima seguridad del Altiplano hasta su residencia en la colonia Xilotzingo, en la ciudad de Puebla. El exgobernador, quien cumplió tres años y medio en prisión, fue transportado en una ambulancia y permanecerá bajo estrictas medidas de seguridad, incluyendo la prisión domiciliaria. Entre las restricciones impuestas, Marín portará un brazalete electrónico, tiene prohibido salir del estado de Puebla o del país, y se le ha retirado el pasaporte. Además, debe firmar periódicamente en el juzgado y no puede acercarse a Lydia Cacho.
La abogada de Cacho, Eva Lozada Carmona, subrayó que esta medida cautelar no exonera a Marín, pero se basa en un criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que limita la prisión preventiva a un máximo de dos años. A pesar de esta aclaración, Lydia Cacho expresó su preocupación y responsabilizó a la jueza Angélica Ortuño Suárez de cualquier amenaza o daño que pueda sufrir ella, su equipo legal o su familia, señalando a Marín como un “preso peligroso”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador también criticó la decisión, mostrando una imagen de Marín en la ambulancia durante su conferencia matutina. Aunque reconoció que la ley debe cumplirse, cuestionó el uso de recursos de seguridad para custodiar al exgobernador en su hogar y aprovechó para reiterar la necesidad de reformar el poder judicial.
Mario Marín enfrenta cargos por ordenar la tortura y el arresto ilegal de la periodista Lydia Cacho en 2005, en represalia por su libro “Los demonios del edén”, donde denunciaba una red de explotación sexual infantil que involucraba a empresarios como Jean Succar Kuri y Kamel Nacif. A pesar de la gravedad de las acusaciones, Marín logró evadir la justicia durante más de una década, hasta que fue detenido en 2021 en Acapulco por la Fiscalía General de la República.
La decisión de otorgar prisión domiciliaria a Marín ha generado un intenso debate sobre la eficacia del sistema judicial mexicano y la protección a víctimas de violaciones de derechos humanos. Mientras se espera que el proceso continúe, las preocupaciones por la seguridad de Lydia Cacho y la posible fuga de Marín persisten.