La semana pasada ocurrieron dos hechos que demuestran el paupérrimo estado del Frente Opositor: la pelea entre Javier Lozano y el dirigente del PAN, Marko Cortés, en el “medio” Atypical Te Ve, y la reelección como dirigente del PRI de Alito Moreno. Es inaudito que estos “líderes” continúen al frente de sus partidos después de los resultados electorales de 2024. Parece que su objetivo es sabotear a las otrora fuerzas políticas más grandes del país.
Los constantes triunfos de MORENA en las últimas elecciones tienen un catalizador muy específico, más allá de sus virtudes propias: la incompetencia de la oposición. Las fuerzas políticas conformadas por el PRI y el PAN, el PRD ya ni lo contamos, han sido incapaces de articular un discurso que conecte con grandes masas votantes, imposibilitando así el regreso a los espacios de poder. No entienden el país que quieren gobernar. La elección de batallas que lucha el PRIAN va de lo ridículo a lo irrelevante, escogiendo temas que no interesan a los grandes segmentos poblacionales mexicanos.
No aprendieron nada de esta última campaña. MORENA ha logrado consolidarse no solo por sus aciertos, sino también por la falta de competencia real. En un sistema democrático liberal, el cual no es necesariamente bueno por sí mismo, la oposición debe ser una fuerza capaz de cuestionar, proponer y ofrecer alternativas viables, lo que claramente no está ocurriendo.
La falta de propuestas coherentes y atractivas de la oposición se evidencia en su incapacidad para competir sin los recursos y herramientas que ofrece el poder y los cargos públicos. Solo son reactivos a la 4T, sin una propuesta más profunda que oponerse a López Obrador. No pueden analizar los motivos por los cuales la gente conecta con el proyecto obradorista. Perdieron todo el bono de credibilidad después de gobernar y tener serios escándalos de corrupción y resultados mediocres. Y parece que prefieren autodestruirse que hacer verdadera autocrítica.
El panorama actual deja claro que el responsable principal de que vayamos a tener de nuevo a un partido hegemónico es la oposición a la deriva. La reelección de Alito Moreno como dirigente del PRI y las peleas internas en el PAN reflejan una falta de renovación y criterio que solo beneficia a MORENA. Mientras los líderes opositores sigan enfrascados en decisiones que parecen saboteos deliberados, el futuro político de México seguirá inclinándose hacia un solo lado.
Si quieren sobrevivir es imperativo que las fuerzas opositoras realicen una profunda introspección y se planteen seriamente cuál es su rol en la política mexicana. De lo contrario, seguirán siendo espectadores pasivos, sin capacidad real de influir en el rumbo del país.