-La aprobación inquebrantable que tiene “El Peje” debe tener alguna razón-
Opinión.- Andrés Manuel López Obrador dio su último Grito de Independencia como presidente frente a un Zócalo abarrotado. La imagen no sorprendió a nadie: miles de personas se dieron cita para ser testigos de este acto simbólico. Entre los presentes había tanto convencidos como acarreados. Sin embargo, lo que realmente resalta es la popularidad aparentemente invulnerable de “El Peje”. Ni los problemas de seguridad, ni los ataques de la “oposi…qué”, han erosionado el respaldo que mantiene entre amplias mayorías sociales.
Entonces, la pregunta clave es: ¿cómo explicar este fenómeno de aprobación inquebrantable?
El primer punto a considerar es su exposición mediática constante, encabezada por “La Mañanera”, esa conferencia diaria que ha transformado la manera de gobernar y comunicar. Es un foro en el que el presidente impone su agenda, moldea narrativas y marca el ritmo de la conversación política del país. A través de este espacio, López Obrador ha logrado que su versión de los hechos domine el debate público, lo que lo pone siempre un paso adelante de sus opositores.
AMLO posee una comprensión profunda de las clases populares y una habilidad singular para conectar política y emocionalmente con ellas. El presidente habla el idioma de la gente, y su estilo le permite acercarse a sectores que históricamente han sido desatendidos por las élites políticas. En sus discursos, convierte los anhelos y frustraciones de estas comunidades en el motor de su narrativa, lo que refuerza su vínculo con quienes ven en él un protector de sus intereses.
Si bien el país enfrenta enormes retos en términos de seguridad y desarrollo, es innegable que algunos sectores desfavorecidos han visto mejoras en su calidad de vida bajo su mandato. Los programas sociales y las pensiones universales han sido piezas clave para mantener el apoyo de la base electoral que lo llevó al poder.
Aunque en un principio se le veía como un antagonista del gran capital, López Obrador ha sabido tejer alianzas estratégicas con algunos de los empresarios más poderosos del país. Este respaldo ha permitido evitar confrontaciones directas con el sector empresarial, manteniendo una estabilidad económica que tranquiliza a los mercados, mientras su discurso sigue atrayendo a las masas.
Pero quizá el aspecto más importante de su imbatibilidad reside en la debilidad de sus rivales. La oposición parece desarticulada, incapaz de presentar una alternativa clara y sólida. En lugar de liderar el debate, reaccionan constantemente a los pasos del presidente, dejándose arrastrar por la narrativa impuesta desde Palacio Nacional. Esto ha hecho que, ante la falta de un proyecto convincente por parte de sus adversarios, muchos prefieran seguir confiando en AMLO. Su capacidad para proyectar lealtad entre sus seguidores y generar una base sólida de adeptos y conversos ha sido clave para perpetuar su dominio en la escena política.
López Obrador ha forjado una mezcla única de carisma, populismo y estrategia política que lo mantiene en la cima. Mientras que sus críticos insisten en que los resultados en áreas críticas, como la seguridad, no están a la altura de las expectativas, para sus simpatizantes, lo que importa es la percepción de cercanía y compromiso con los sectores más vulnerables del país. Su último Grito de Independencia es un recordatorio del legado político que ha construido: uno que, a pesar de sus claroscuros, parece inmune a los embates de la crítica y los desafíos de la oposición.