-Filiberto Velázquez Florencio, un sacerdote comprometido con los derechos humanos, expone la compleja relación entre el crimen organizado y la política en Guerrero-
Guerrero.- En una entrevista, el sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, denunció que cada uno de los municipios de Guerrero se encuentra bajo la influencia de un “padrino” del crimen organizado. Este complejo entramado de relaciones entre delincuentes y figuras políticas, según Velázquez, ha sumido a la región en una profunda crisis de ingobernabilidad.
El sacerdote Filiberto Velázquez, conocido por su labor en favor de los derechos humanos y su cercanía con las comunidades afectadas por la violencia, ofreció una perspectiva alarmante sobre la realidad que enfrenta el estado de Guerrero. “Todos los municipios tienen su padrino, usualmente un padrino del crimen organizado”, afirmó con preocupación.
Como evidencia de los vínculos entre el crimen organizado y la política, Velázquez citó el caso de Norma Otilia, alcaldesa con licencia de Chilpancingo, quien fue señalada por mantener reuniones con el líder de Los Ardillos. Esta relación salió a la luz tras el macabro hallazgo de cuerpos en el centro de Chilpancingo, acompañados de mensajes dirigidos a la alcaldesa, marcando el inicio de una espiral de violencia en el municipio.
Según el sacerdote, los conflictos entre grupos delictivos y políticos no buscan afectar directamente a la población, pero las disputas entre estas esferas sí tienen repercusiones devastadoras para los ciudadanos. El sacerdote Filiberto Velázquez lamentó la ausencia del Estado en la protección de las comunidades frente a los ataques de grupos rivales, lo que a menudo deja a la población en una situación de vulnerabilidad extrema.
A pesar de los peligros y la complejidad de la situación, Velázquez se ha acercado a ambos bandos delictivos, motivado por su misión eclesiástica de intermediar en la liberación de personas y el cese de extorsiones. “No es una tarea fácil”, advierte, reconociendo que las negociaciones entre los grupos criminales continúan siendo un proceso en curso y lleno de incertidumbres.